ilundáin - Salao Salaoestá fichado y volaba con radiotransmisor. Por eso sigue vivo. Este ejemplar de águila de Bonelli o águila perdicera (aquila fasciata) ingresó el 18 de enero en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Ilundáin por una intoxicación por plomo. El GPS detectó movimientos extraños, Guarderío de Medio Ambiente hizo un seguimiento del animal y comprobó que "hacía vuelos cortos, se quedaba muy parado, ahuecado... como cuando tienes fiebre. Lo recogieron y lo trajeron aquí", cuenta Joseba Oroz, técnico en Ilundáin. Se trata de un ave "más pequeña que el águila real. También le llaman águila azor, porque tiene la cola más larga y capacidad de moverse con más agilidad. Es una especie que se alimenta de muchos pájaros, muy ornitófaga, típica de las sierras levantinas, con un pie de monte muy ralo", describe a su huésped Enrique Castién, responsable del CRFS Ilundáin.

Esta rapaz vive tan amenazada como el quebrantahuesos que se recupera en el recinto contiguo al de Salao. La más ágil de las grandes águilas está incluida en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de "En peligro", y aparece como "En Peligro de Extinción" en el recién promulgado: Catálogo de Especies Amenazadas de Navarra. Por eso desde Ilundáin están poniendo todo su empeño para que se recupere. "Es un águila perdicera y hay que hacer todos los esfuerzos del mundo", reconoce Enrique, consciente de que "lo normal es que un animal con este tipo de intoxicaciones se muera en el campo sin que podamos actuar". Una rapaz con suerte.

Vanesa, veterinaria de guardia cuando el águila llegó, le atendió en la UCI del centro y "vio que estaba alicaída, apática. Un bicho que no está bien, pero tiene cosas generales. Se le hizo radiografías y se vio que no tenía nada roto, ningún perdigón... el animal estaba entero, pero algo le pasaba. Ella le veía también algún síntoma nervioso, tuvo buen ojo y pensó que podía ser una intoxicación por plomo", recuerda el veterinario Adrián López. Así que enviaron muestras de sangre de la rapaz a los laboratorios del IREC (Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos), y empezaron al instante con un tratamiento quelante para eliminar el plomo de su organismo. Los análisis confirmaron posteriormente la intoxicación, que le ha dañado hígado y riñón. "No está para irse. Aunque el plomo haya bajado los daños a nivel orgánico son más lentos y necesitan más tiempo de recuperación", considera Adrián.

De la UCI pasó al recinto de convalecencia, espacio algo mayor "donde empiezan a comer, subirse a los posaderos y aletear un poco. Después van a voladeras, lugares más amplios donde ya pueden volar de lado a lado, y por último a la voladera oval, que es como un velódromo. Ahí están constantemente dando vueltas y terminan de recuperarse", dice Joseba sobre el proceso de convalecencia. En su primer año de vida, desde que le liberaron en mayo de 2019 en Cáseda, Salao se asentó en zonas ricas en presas al sur del Ebro, entre Ablitas, Monteagudo y Tarazona, donde el conejo abunda. Hasta que, probablemente, se topó con una presa que tenía plomo en su interior.

el proyecto Salao fue reintroducida en Navarra por el proyecto Aquila-a-Life, cuyo objetivo es "contribuir a su recuperación. Se considera una segunda fase del Life Bonelli, porque un proyecto de reforzamiento requiere de varias etapas para su desarrollo. Y se contempla la liberación de ejemplares siguiendo una metodología cuya efectividad ya ha sido demostrada previamente en el Life Bonelli", concreta Joseba. Y repasa números: Salao es uno de los seis ejemplares liberados en 2019 en Navarra en el Aquila-a-Life, mientras que en 2018 fueron cinco. Con el proyecto anterior (Life Bonelli) se han soltado 23 perdiceras desde 2014. Una doble actuación con la que "se han conseguido establecer dos territorios, uno en Lumbier y otro en Cáseda. Hay una pareja en cada territorio", confirma el técnico.

Joseba explica también que en los años 70 existían entre tres y cinco parejas de esta rapaz que criaban intermitentemente en la Comunidad Foral, "pero se han ido perdiendo territorios". Y Enrique argumenta que "nunca ha habido muchas parejas asentadas a la vez en Navarra, pero los territorios se han ido perdiendo progresivamente, en mi interpretación en la medida en que se abandonaba el pastoreo y crecía el matorral. Porque con el pastoreo extensivo se mantiene el matorral en una altura y en una densidad apropiadas, y los artrópodos que se generan en todo el estiércol que producen las ovejas soportan a su vez una gran cantidad de pájaros, chovas, grajillas, etc... una de las presas fundamentales para el águila perdicera en estas zonas".